Pasar los días y las noches durmiendo durante tan solo cuatro segundos puede parecer una forma de tortura, pero no para los pingüinos de barbijo, que se quedan dormidos miles de veces al día, según una nueva investigación.
Los científicos que estudiaron a las aves en la isla Rey Jorge en la Antártida descubrieron que se duermen más de 10.000 veces al día, lo que les permite vigilar constantemente sus nidos, protegiendo los huevos y las crías de los depredadores. En total, los pájaros logran dormitar 11 horas al día, pero sin disfrutar de un sueño ininterrumpido.
El microsueño no es una característica exclusiva de los pingüinos. Todos nos hemos quedado dormidos en un momento u otro.
Puede que nos parezca extraño, pero según el estudio, es una excelente estrategia de descanso para el pingüino de barbijo (Pygoscelis antarcticus). Publicada en la revista Science, la investigación muestra que los pingüinos utilizan estas «dosis de sueño» para descansar y «recargar pilas».
Cada 22 horas, los pingüinos adultos realizan turnos diferentes entre los que cuidan los nidos de la colonia y los que salen a buscar comida. Quienes permanecen en el nido deben estar alerta ante cualquier cosa que pueda poner en peligro sus huevos y crías. De esta forma, los pingüinos siempre están medio dormidos y medio despiertos al mismo tiempo.
Cuando buscan comida, pasan la mayor parte del tiempo alerta, pero también hacen siestas cortas. Después de un largo día de trabajo, cuando regresan a la colonia, los pingüinos intentan recuperar el sueño perdido (pero con la ayuda de tácticas de microsueño). «Lo realmente extraño es que el pingüino pueda mantener este estado constante entre la vigilia y el sueño. El sueño ofrece muchos beneficios, pero no sabemos si son los mismos para todas las especies», explica Paul-Antoine Libourel, coautor del estudio e investigador en el campo de la biología del sueño en el Centro de Investigación en Neurociencias del Centro Nacional de Investigaciones Científicas de Francia.
Método de investigación
Los investigadores pudieron observar estos patrones de comportamiento en los pingüinos monitoreando una colonia durante dos semanas, instalando electrodos en el área del cerebro y el cuello de 14 pingüinos.
Analizaron la actividad cerebral y los patrones de sueño de las aves mediante la recopilación de datos de monitoreo electroencefalográfico (EEG) generados por los electrodos.
Junto con el rastreo por GPS y el monitoreo por video, pudieron comparar los datos de EEG obtenidos con la ubicación y el comportamiento adoptado. En total, observaron que, en ráfagas de cuatro segundos, los pingüinos de barbijo se dormían más de 10.000 veces al día.
Esta técnica de microdosificación del sueño es una forma de adaptarse al entorno. Al necesitar estar alerta ante las amenazas y descansar al mismo tiempo, los pingüinos de barbijo han desarrollado esta forma de sueño.
Además, esta táctica también puede estar relacionada con el ruido ambiental. Debido a que viven en grupos de varios individuos, las colonias de pingüinos son extremadamente ruidosas, lo que dificulta dormir durante largos períodos de tiempo.
La investigación también demostró que el sueño varía según el lugar de la colonia en el que se encuentre el pingüino. El centro es más ruidoso, pero los pingüinos allí tienen una mejor calidad de sueño que los que viven en las afueras de la colonia. Tienen períodos de sueño más profundos y menos fragmentados.
Más interesante
Esto se debe a que quienes viven en las afueras de la colonia necesitan un mayor nivel de atención; después de todo, son más vulnerables. Por tanto, estos pingüinos tienen los peores patrones de sueño porque tienen que estar alerta prácticamente todo el tiempo.
Ésta es, de hecho, una de las grandes paradojas de la naturaleza. A pesar de su gran importancia para el funcionamiento del organismo, el sueño es uno de los momentos más vulnerables en la vida de un animal. Como resultado, cada especie ha desarrollado diferentes formas de dormir con la máxima seguridad.
Para algunas criaturas, como los pingüinos y otras especies, la táctica adoptada fue dormir en grupo. Otros animales, como los delfines y algunas especies de aves, han desarrollado la capacidad de dormir en modo unihemisférico, donde sólo una parte del cerebro está en reposo.
