La comunicación entre arañas es tan sofisticada que son capaces de distinguir presas, parejas y fenómenos naturales a través de las redes que tejen.
Las arañas son criaturas sensoriales. Tanto es así que se comunican entre sí a través de las vibraciones que producen sus velas, reveló un estudio publicado en el Journal of the Royal Society Interface.
La clave de este fenómeno, descubrieron científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en Estados Unidos, reside en la delicadeza de sus pies. En concreto, en la serie de diminutos pelos que los recubren por completo.
Las arañas dependen en gran medida del tacto para sentir el mundo que las rodea. Su cuerpo y patas están cubiertos de pequeños pelos que les ayudan a distinguir diferentes tipos de vibraciones.
Arquitectura de alto nivel
El equipo de científicos que realizó la investigación se dio cuenta de que las arañas se comunican entre sí a partir de las ondas de sus telas, porque reaccionan de manera diferente a las vibraciones que emiten distintos objetos o seres vivos. Por ejemplo, no es lo mismo el movimiento de una presa cautiva que el producido por el viento.
A partir de los resultados de la investigación se descubrió que las telarañas no sólo optimizan la comunicación entre arañas, sino que también tienen una arquitectura sofisticada. Estética, biológicamente y utilizando materiales, los arácnidos son capaces de construir redes que aseguran su supervivencia en su entorno.
Una «pieza» para cada ocasión
Los especialistas crearon modelos 3D de telas de araña de la especie Cyrtophora citricola, en momentos en que los arácnidos estaban ocupados con diversas actividades, como construir la tela, repararla, cazar o alimentarse. Luego recrearon los sonidos con la ayuda de computadoras y algoritmos matemáticos. El resultado lo sorprendió. Cada hilo de una red produce un tono diferente: para producir la música, se asignaron diferentes frecuencias de sonido a las diferentes cuerdas de las telas de araña. Las notas así generadas se representaron en modelos basados en la estructura del lienzo.
Más interesante
Así, los investigadores pudieron oír lo que las arañas «interpretaban» a partir de los movimientos de los hilos de la red. Además, se sorprendieron de que estos sonidos se acercaran a lo que los humanos entendemos por «música».
«La araña vive en un entorno de cuerdas vibrantes», explicó el ingeniero del MIT Markus Buehler. «No ven muy bien, por eso perciben su mundo a través de vibraciones, que tienen diferentes frecuencias».
Según el estudio, para compensar la falta de buena visión, las arañas establecen comunicación con sus compañeras mediante vibraciones en sus telas. Este sistema se ha vuelto tan sofisticado a lo largo de su historia natural que ahora son capaces de distinguir los movimientos de alimentos, parejas y otros elementos en su entorno que pueden amenazarlos.
