En las últimas décadas, Tokio, la capital japonesa, ha perfeccionado el arte de hacer frente a las inundaciones, y su complejo sistema de defensa contra inundaciones es una maravilla de la ingeniería.
La lucha de Tokio contra las inundaciones se extiende a lo largo de su historia. La ciudad está situada en una llanura atravesada por cinco sistemas fluviales y docenas de ríos individuales que inundan las zonas cercanas cada temporada. La intensa urbanización, la rápida industrialización y la extracción imprudente de agua, que llevaron al hundimiento de algunas regiones, exacerbaron la vulnerabilidad de la ciudad.
Ante las inundaciones en la gran ciudad de Tokio, los japoneses han encontrado una solución: una «catedral» subterránea, como la llaman, o más bien un enorme depósito subterráneo. En esta monumental estructura almacenan toda el agua procedente de desastres naturales.
El embalse subterráneo, escondido a 50 metros bajo tierra, forma parte del Canal de Drenaje Subterráneo del Área Metropolitana (MAOUDC), un sistema de túneles y cámaras cilíndricas de 6,4 kilómetros de longitud que protege la ciudad de Tokio de las inundaciones.
A lo largo de la historia, las fuertes inundaciones han sido parte de la vida de la ciudad, pero recién en el último siglo las autoridades decidieron hacer algo al respecto. El tifón Kathleen azotó en 1947, destruyó unas 31.000 viviendas y mató a 1.100 personas; una década después, el tifón Kanogawa (también conocido como Ida) devastó la ciudad. Calles y edificios quedaron inundados.
Incluso en las décadas de 1950 y 1960, cuando los japoneses se estaban recuperando de la guerra, el gobierno invertía entre el 6% y el 7% del presupuesto nacional en la reducción de riesgos y desastres.
¿Cómo funciona la catedral subterránea de Tokio?
Terminada en 2006 después de 13 años de trabajo, la Catedral Subterránea (tanque subterráneo) es la estructura más grande de su tipo en el mundo y es el resultado de los continuos esfuerzos de mejora de la ciudad de Tokio.
Más interesante
A 50 metros por debajo de la carretera nacional 16 en Tokio, se levanta una gran catedral para proteger la ciudad de los sistemas fluviales y de las decenas de ríos que la rodean. Con una longitud de 6,4 kilómetros, la enorme cuenca cuenta con 78 bombas de agua (de 13.000 caballos de fuerza) que dirigen el agua hacia el río Edo.
Esta estructura es extremadamente importante para Tokio, ya que las precipitaciones han aumentado significativamente hasta ahora y se espera que sigan aumentando entre un 10% y un 19% de las precipitaciones actuales en los próximos años.
