A pocos años de iniciarse la segunda mitad del siglo XX se inició la carrera espacial, con los Estados Unidos de América (EE.UU.) y la Unión Soviética (URSS) como protagonistas. Ambos países estuvieron al frente de la Guerra Fría, un conflicto político, económico e ideológico. En este contexto, se han puesto en marcha varios proyectos centrados en la exploración espacial.
Durante un tiempo, la URSS tomó la delantera en este sentido, logrando llevar al primer ser humano más allá de las fronteras de la Tierra. Sin embargo, el primer ser vivo que llegó al espacio exterior no fue el sujeto en cuestión: ese lugar pertenece a Laika (en ruso: Лайка, literalmente Barker), un animal callejero.
La historia de la cachorrita Laika
Laika pasó sus primeros años deambulando por las calles de Moscú. Además de las dificultades de la vida callejera que enfrentó este animal, el gobierno soviético organizó una serie de experimentos con Laika. Estaban destinados a ayudarles a ganar la carrera espacial y comenzar a descubrir, con precisión, lo que hay más allá de la Tierra.
Un mes antes del gran evento, los miembros de la URSS ya habían logrado enviar al espacio el Sputnik I, la primera nave espacial soviética en orbitar la Tierra. El evento supuso un punto de inflexión para el inicio de la carrera espacial.
Uno de los objetivos de conquista más apremiantes que querían alcanzar los soviéticos y los estadounidenses era enviar un ser humano al espacio. Sin embargo, además del desafío tecnológico de la tarea, también estaba la incógnita de cómo reaccionaría un ser vivo a las condiciones del espacio exterior.
Entonces, dadas las circunstancias y tras el éxito del Sputnik I, los soviéticos decidieron enviar un animal al espacio.
Así, el gobierno de la URSS decidió utilizar un perro callejero, pensando que su supervivencia en las hostiles condiciones de la calle podría ser útil para esta tarea. Había requisitos específicos de peso y tamaño. Al final fue elegida Laika, una cachorrita de unos tres años.
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La preparación del cachorro Laika implicó acostumbrar al perro a una dieta especial, así como experimentos de resistencia al aislamiento en espacios reducidos. A pesar de esto, se sabía que las posibilidades del perro de regresar vivo a la Tierra eran muy escasas.
El camino al espacio exterior
Tres días antes del lanzamiento, Laika fue colocada en el Sputnik 2, la nave espacial destinada a la misión. Todo el interior de la nave espacial fue diseñado meticulosamente para mantener vivo al animal durante el viaje.
Después de todo el trabajo realizado en la misión, había llegado el momento. Laika fue enviada al espacio el 3 de noviembre de 1957, convirtiéndose en el primer ser vivo en cruzar las fronteras del Planeta Azul. El viaje demostró que era posible sobrevivir en el espacio, pero Laika tuvo un final trágico. Según los primeros documentos, Laika habría muerto tras pasar una semana en órbita, por falta de oxígeno.
Según Dimitri Maleshenkov, uno de los científicos detrás de la misión Sputnik 2, Laika murió entre 5 y 7 horas después del lanzamiento por sobrecalentamiento y estrés.
Hasta la fecha se han otorgado varios premios en honor al cachorro Laika. Una zona del planeta Marte recibió su nombre el 9 de marzo de 2005. Además, el 11 de abril de 2008 se inauguró un monumento al cachorro en el centro de Moscú.
