Lo creas o no, nuestro cuerpo contiene muchos metales: oro, plata, platino y paladio.
El cuerpo de una persona promedio que pesa 70 kilogramos contendría una masa total de 0,2 miligramos de oro, y la mayor parte se encuentra en la sangre. Aunque los altos niveles de oro en nuestra sangre pueden causar toxicidad, los científicos han determinado que el oro, en pequeñas cantidades, tiene una función en el mantenimiento de la salud de nuestras articulaciones.
Según un artículo científico presentado en la 249ª Reunión y Exposición Nacional de la Sociedad Química Estadounidense, el oro y otros metales preciosos como el paladio y el vanadio también se pueden encontrar en las heces humanas, según theguardian.com.
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Sin embargo, los científicos aún no han determinado cómo podrían extraerse. Si pudiéramos encontrar métodos para aislar metales preciosos de nuevas fuentes, reduciríamos la extracción de fuentes mineras y el uso de fertilizantes artificiales, que son extremadamente dañinos para el medio ambiente.
La líder de la investigación, Kathleen Smith, cree que de esta forma reduciríamos el consumo de sustancias nocivas, lo que conduciría a la renovación de los recursos naturales, de modo que ambas partes se beneficiarían.
Aunque el hecho de que fuentes inusuales de metales preciosos parezca increíble para muchos, Smith nos recuerda que los metales se encuentran a nuestro alrededor: desde cosméticos hasta productos de maquillaje y champú, alimentos, tierra e incluso ropa. Independientemente de su procedencia, muchos metales no se utilizan con fines físicos, químicos y biológicos, sino que acaban como residuos.
Precisamente por estos motivos, un equipo de científicos liderado por Kathleen Smith puso en marcha un proyecto que tiene un doble objetivo: el máximo aprovechamiento de todas las fuentes metálicas y la protección del medio ambiente mediante el uso reducido de fertilizantes artificiales.
