La mayoría de las personas casi no recuerdan los primeros tres o cuatro años de sus vidas y recuerdan muy pocos eventos que ocurrieron antes de los siete años.
Cuando intentamos recordar algo de esa época, no queda claro si son nuestros recuerdos o las fotos que otros nos han mostrado y las historias que nos han contado. Este fenómeno se conoce como «amnesia infantil» y, tras más de 100 años de esfuerzos por parte de los científicos, aún no se explica del todo.
A primera vista, parece que la principal causa de la amnesia infantil es que los bebés no tienen una memoria completamente desarrollada. Sin embargo, los experimentos han demostrado que los bebés de tan solo seis meses forman recuerdos a corto plazo de unos pocos minutos, así como recuerdos a largo plazo que pueden durar semanas.
La investigación encontró que los bebés recordaban cómo encender un auto de juguete eléctrico presionando un botón y podían repetirlo tres semanas después de la última vez que tocaron el juguete. Los niños en edad preescolar pueden recordar acontecimientos de hace varios años que están relacionados personalmente con ellos y que sucedieron en determinados lugares y en un determinado momento importante.
En los seres humanos, la capacidad de recordar se desarrolla hasta la adolescencia, y estos cambios en el desarrollo del cerebro son las explicaciones más cercanas al fenómeno del olvido infantil.
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Los procesos básicos de la memoria activan varias regiones del cerebro y se componen de las etapas de formación de la memoria: codificación, almacenamiento y recuperación. El hipocampo, la parte del cerebro responsable de la formación de la memoria, se desarrolla a la edad de siete años. Cuando somos pequeños, el hipocampo no tiene la capacidad necesaria para trabajar a su máximo potencial. Durante el primer período de la vida, el hipocampo acumula cada vez más neuronas. Una vez transcurrido este período, nuestro cerebro se vuelve capaz de crear recuerdos duraderos.
De media, tenemos recuerdos a partir de los 3,5 años.
Los niños y adolescentes pueden recordar eventos de períodos anteriores de la vida mejor que los adultos (un ejemplo de esta situación es el caso de los gemelos Pollock), por lo que parece que el problema de la retención de la memoria es mayor que el problema de la formación de la memoria.
Otro factor que influye en la memoria es el lenguaje. Desde el primero al sexto año, los niños aprenden a hablar y progresan desde conocer una palabra hasta hablar con fluidez en su lengua materna.
Este período se superpone con la época de la «amnesia infantil». Luego, aprenda palabras en tiempo pasado para hablar y memorizar, como «recordar» y «olvidar». La capacidad de recordar algo también está relacionada con el conocimiento de los pronombres, de los cuales el favorito de los niños es «mío».
