En las polvorientas orillas del Nilo, en el norte de Sudán, los arqueólogos que excavaban en la «ciudad de los muertos» de Sedeinga descubrieron un enorme tesoro de inscripciones en piedra en meroítico, la lengua escrita más antigua conocida del África subsahariana.
Los ejemplos meroíticos son relativamente raros, por lo que el descubrimiento representa una gran oportunidad nueva para el estudio lingüístico. Unos pocos yacimientos arqueológicos son todo lo que queda del Reino de Kush, situado en lo que hoy es Sudán.
A menudo se pasa por alto la Kush debido a las numerosas influencias egipcias en su cultura.
El Reino de Kush tuvo su sede primero en la ciudad de Napata y posteriormente en Meroe, donde nació la lengua meroítica. En su apogeo, la Kush se extendía más de 1.000 kilómetros desde el norte de Sudán hasta la región del Nilo Azul, y perduró durante más de 1.000 años.
El Reino de Kush sigue siendo misterioso en muchos sentidos
Los orígenes del reino no están claros. Estaba bien establecida como sociedad antes de un contacto significativo con los egipcios, pero parece haberse desarrollado de manera diferente a su vecino del norte. Es poco probable que Kush haya construido su sociedad a partir de excedentes agrícolas, como parece haber hecho Egipto. En cambio, el Estado era fuerte gracias al comercio.
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El uso de caballos y territorios abiertos por parte de los kushitas facilitó el movimiento de mercancías y soldados por toda la región. El comercio con Egipto era particularmente importante, pero los bienes y productos de lujo se vendían en lugares tan lejanos como el actual Marruecos y quizás en Europa, además del sur. El comercio en el reino se centraba en artículos de lujo. Lo que no se podía obtener mediante el comercio se obtenía por la fuerza.
Kush tenía una infraestructura sólida. En todo el reino se podían encontrar enormes tanques de almacenamiento de agua (Hafirs), con templos asociados y pozos profundos. Esto sugiere una gran implicación del Estado en la agricultura: para construir un depósito de agua fue necesario excavar hasta 200.000 metros cúbicos de tierra.
El simple hecho de mantener estas enormes estructuras requirió recursos considerables. La gente del reino también contaba con sólidas instalaciones de producción de hierro y cerámica.
Los funerales kushitas solían ser bastante grandiosos. Entre los objetos encontrados en las tumbas se encuentran artículos de lujo importados como objetos de plata y bronce, joyas, cerámicas de lujo, vidrio, lámparas, muebles y vino.
La Kush sigue siendo misteriosa en muchos sentidos. Por razones inciertas, el estado colapsó alrededor del siglo IV d.C. y su idioma único desapareció poco después.
