La estrella Sirio es la estrella más brillante del cielo observable desde nuestro planeta, casi el doble de brillante que la segunda estrella más brillante, Canopus. Durante siglos sirvió de referencia para los navegantes de las latitudes más septentrionales del planeta.
Su nombre deriva de la palabra griega Σείριος, o Seirios, que significa iluminado. «brillante» o «ardiente».
Sirio es fácil de detectar a la izquierda y debajo del Cinturón de Orión. Suele ser muy visible hacia finales de año en el hemisferio norte, ya que su brillo domina el cielo nocturno junto a la Luna.
Sirio, la estrella más brillante del cielo nocturno
El intenso resplandor de la estrella Sirio se puede ver tan bien porque está relativamente cerca de nuestro sistema solar. Según cálculos de la NASA, esta estrella tiene el doble de masa que nuestro Sol. De hecho, si la estrella se colocara cerca de nuestra estrella principal, «la eclipsaría más de 20 veces», según la Imagen astronómica del día de la NASA.
Durante años, Sirio fue conocida como la «Estrella Perro», «porque es parte de la constelación de Can Mayor», según Space. En la antigüedad, los egipcios creían que Sirio (además de la estrella principal, el Sol) era responsable del calor extremo durante la temporada de verano.
Aunque ahora sabemos que no es así, estos registros arrojan luz sobre la importancia de la estrella en el mapeo astronómico durante miles de años. Hoy en día, Sirio sigue ocupando un lugar importante en el cielo.
Sirio b
En 2003, la Agencia Espacial Europea (ESA) tomó la primera imagen de la estrella Sirio con la ayuda del telescopio Hubble. Esto demostró que la estrella no está sola. En cambio, durante miles de millones de años tuvo una «compañera» mucho más pequeña, llamada «Sirio B»: las dos estrellas orbitan entre sí cada 50 años. A unos 8,6 años luz, es el quinto sistema estelar más cercano conocido.
Más interesante
Se sabe que Sirius B es una enana blanca muy tenue. Con un diámetro de 12.000 kilómetros, está a punto de morir. Por lo tanto, este cuerpo celeste no es visible en el cielo sin un equipo especializado: el abrumador brillo de Sirio A, como se conoce ahora a la estrella dominante, ahoga la pálida luz que tiene Sirio B.
Se estima que Sirio B tiene el 98% de la masa de nuestro Sol. Su estudio sentó un precedente para estudiar la evolución solar. También nos ayudó a comprender la “energía oscura”, “una fuerza dominante de repulsión”.
Por el contrario, Sirio A parece ser una estrella muy joven. Visto desde esta perspectiva, este sistema binario muestra los dos extremos de la vida: uno, en el pleno resplandor de su juventud; el otro, en los albores de la muerte.
