Ubicado en un cementerio de Poblenou en Barcelona del siglo XVIII, El beso de la muerte es una magnífica escultura utilizada para conmemorar la tumba de un hombre.
El «beso de la muerte» es uno de los monumentos más emblemáticos del cementerio de Poblenou. La estatua impresiona no sólo por la delicadeza de la escultura y la capacidad del escultor para reproducir la textura, sino también por la forma en que se representa la muerte.
También conocida como «El petó de la mort» en catalán y «El beso de la muerte» en español, la escultura de mármol es un buen ejemplo del «arte memento mori» moderno.
Memento mori, que se traduce como «recuerda que morirás», tiene una larga tradición en la historia del arte. En lugar de ver la muerte como algo a temer, el memento mori abraza la inmortalidad del alma y la vida futura. Kiss of Death encaja perfectamente en este concepto. Aquí, la muerte aparece en forma de un esqueleto alado que sostiene suavemente a un moribundo y lo besa en la mejilla.
Esta apasionante idea sigue una larga tradición de escultura clásica, aunque la escultura sea del siglo XX. La escultura fue realizada en 1930 para la tumba del fabricante textil Josep Llaudet Soler.
Aunque se desconoce la fecha exacta de su nacimiento, se cree que Soler murió joven, lo que llevó a su familia a encargar la estatua. La emoción que evoca es una de las muchas razones por las que la escultura sigue atrayendo visitantes durante casi 100 años.
Más interesante
Pero incluso más allá del concepto, la estatua del «Beso de la Muerte» se destaca por la forma en que está hecha. Se cree que es obra de Jaume Barba, cuyo nombre está grabado en la base del monumento, aunque algunos atribuyen el diseño a Joan Fontbernat.
Siguiendo la tradición de las esculturas de mármol de Bernini y la Virgen Velada de Giovanni Strazza, la estatua es una muestra magistral de textura. Los huesos duros del esqueleto se yuxtaponen al cuerpo tonificado del joven. Los dedos huesudos del esqueleto se clavan en la suave carne del hombre de una manera que recuerda a los espectadores que, en algún momento, todos vamos a morir.
El cementerio de Poblenou, también conocido como «Cementiri de l’Est» (Cementerio del Este), fue el primero que se construyó fuera de las murallas que delimitaban el perímetro de la Barcelona medieval.
En esta zona se construyó por primera vez un cementerio en 1775, pero el cementerio original fue destruido por las tropas de Napoleón en 1813. Poco después, el arquitecto italiano Antonio Ginesi recibió el encargo de crear un nuevo proyecto, que se realizó en 1819.
