Los antiguos egipcios eran aficionados a los juegos, como lo demuestran las pinturas conservadas en la tumba de la reina Nefertari, en las que se la representa jugando el popular juego del senet con un oponente invisible. De hecho, la evidencia arqueológica sugiere que este juego se remonta a la primera dinastía egipcia, hace más de 5 milenios.
Senet, que es similar al ajedrez, era originalmente un juego de entretenimiento. Pero con el paso del tiempo, se convirtió en un juego asociado al más allá.
Si bien probablemente no sea el primer juego de mesa del mundo, rápidamente se ha vuelto extremadamente popular. Se dice que los egipcios de todas las clases sociales lo jugaban con pasión. Aquellos que tenían menos recursos a su disposición y no podían permitirse un juego de senet, jugaban sobre superficies de piedra.
Los tableros de senet eran largos y constaban de 30 cuadrados dispuestos en tres filas paralelas (diez cuadrados por fila). A dos jugadores se les repartía el mismo número de fichas del juego, normalmente entre cinco y siete, y corrían para enviar todas sus piezas al final del tablero. En lugar de tirar dados para determinar el número de casillas movidas, los participantes lanzaron palos. Como ocurre con muchos juegos de estrategia complejos, los jugadores tenían la oportunidad de confundir a su oponente, impidiendo que la competencia avanzara.
Las reglas del juego probablemente cambiaron a medida que evolucionó su propósito, y es posible que se haya jugado de varias maneras. Con el tiempo, el juego se ha convertido en una forma de comunicación entre dos mundos.
Los antiguos egipcios comenzaron a representar a los difuntos, en las paredes de sus tumbas, jugando tranquilamente con sus amigos o familiares vivos. En la tumba de Tutankamón se encontraron cuatro juegos de senet.
Durante el siguiente milenio, los textos describieron el senet como un juego que sigue el movimiento del alma a través del inframundo egipcio, o Duat, hasta el más allá. Con el tiempo, el juego en sí cambió, por lo que se agregaron pájaros jeroglíficos, que para los egipcios simbolizaban las almas.
Una tablilla que representa el juego del senet, expuesta en el Museo Egipcio Rosacruz de San Diego, California, puede mostrar las primeras formas de este juego. Los jeroglíficos que simbolizan el alma faltan en la tablilla, pero el cuadrado número 27, que tenía la letra X en la antigua tablilla, ahora lleva el símbolo jeroglífico del agua. Los arqueólogos creen que esto representa un lago o río que los egipcios creían que estaba en el camino del alma a través de la Duat.
La edad y el contexto arqueológico de esta tablilla no se conocen bien; es posible que la tablilla haya sido comprada en una feria de antigüedades en el siglo XIX. Es interesante su aspecto: la posición inicial o comienzo se sitúa en el lugar habitual del final. Los expertos dicen que esto era común durante el período de la historia conocido como el Reino Medio, hace entre 4.000 y 3.700 años, y que la tablilla tiene unos 3.500 años.
