En el siglo VI, el Imperio Romano de Oriente se vio acosado por complejas tensiones políticas y divisiones religiosas. Justiniano I, conocido como «el último de los romanos», ascendió al trono bizantino con la ambiciosa misión de reunir un imperio fragmentado; una de sus primeras decisiones fue declarar fiesta oficial la Navidad, que se celebraba cada año el 25 de diciembre (fecha fijada en el año 350 d.C.).
Su estrategia implicaba no sólo restaurar la grandeza del imperio, sino también encontrar una manera de fortalecer la lealtad y la identidad soberana a través de la fe.
Aunque en el año 300 d.C. Cuando el emperador Constantino ya había permitido que se celebraran fiestas cristianas en el imperio, en 529 Justiniano I declaró el 25 de diciembre como fecha oficial de Navidad, una combinación magistral de estrategia política y astucia religiosa en un intento de recuperar el antiguo imperio.
Justiniano y la restauración del imperio
Al ascender al trono, Justiniano I se enfrentó a un imperio dividido, desgarrado por tensiones internas y conflictos externos. El Imperio Romano era vulnerable y Justiniano, con su visión de restaurar la grandeza pasada, se propuso recuperar territorios perdidos al otro lado del mundo.
Sin embargo, esta empresa implicó no sólo campañas militares, sino también la necesidad de unificar una serie de pueblos impregnados de diferentes creencias y tradiciones.
Conocido por sus sangrientas persecuciones iniciales contra los cristianos, Justiniano I pronto se dio cuenta de que esta táctica no era sostenible.
Ante la difusión masiva e irreversible del cristianismo entre sus súbditos, sugirió una nueva estrategia: ganar almas en lugar de destruirlas. En este contexto, Justiniano se propuso establecer un código de conducta que dejaría una huella imborrable en la historia romana.
Así nació el Corpus iuris civilis (Corpus iuris civilis), con el que Justiniano se ocupó de todo, desde la administración hasta la religión. Uno de los aspectos más importantes fue que se declaró el 25 de diciembre como fecha oficial para celebrar el nacimiento de Jesucristo. Aunque la Biblia no especifica una fecha precisa para el nacimiento de Cristo, Justiniano tomó esta decisión de manera estratégica.
¿Por qué se celebra la Navidad el 25 de diciembre?
Para comprender la elección de esta fecha, es fundamental explorar las raíces paganas del 25 de diciembre en el Imperio Romano.
Entre el 17 y el 23 del último mes del año, los romanos celebraban las Saturnalia, fiestas de la cosecha dedicadas a Saturno. Estas festividades culminaron el 25 de diciembre con el nacimiento de Apolo, el dios Sol, en la festividad de Natalis Solis Invicti.
Aunque Justiniano no adoraba a estas deidades paganas, reconoció la importancia cultural de estas fechas para sus súbditos. El solsticio de invierno (que tiene lugar el 21 o 22 de diciembre, según el año), que marca simbólicamente la victoria de la luz sobre las tinieblas, era un motivo que encajaba perfectamente con la historia del nacimiento de Cristo.
«Si no puedes vencerlos, únete a ellos»
A pesar de la conversión del imperio al cristianismo, Justiniano entendió que cambiar los fundamentos del imaginario colectivo sería un desafío.
Por ello decidió vincular las fiestas paganas a la nueva fe cristiana. Este enfoque permitió una transición más fluida y contribuyó a la unificación del cristianismo ortodoxo.
Más interesante
El Papa Julio I, durante el reinado del emperador Constantino, eligió el 25 de diciembre como fecha del nacimiento de Cristo en el año 350 d.C., y se formalizó en el año 529 d.C. (con la firma del edicto del 529 d.C.), cuando el emperador romano Justiniano declaró la Navidad como fiesta cívica.
Así, Justiniano fusionó las antiguas fiestas romanas dedicadas al Sol y al Tiempo con la celebración oficial del nacimiento de Cristo.
Muchos de los rituales paganos fueron abandonados en el proceso, las festividades se volvieron religiosas y oficiales, las ceremonias eclesiásticas y los eventos públicos reflejaron la nueva identidad cristiana del Imperio Romano.
Aunque todavía se debate la fecha exacta del nacimiento de Jesús, la decisión de Justiniano se ha mantenido a lo largo de los siglos. Hasta el día de hoy, la Navidad se celebra en todo el mundo cristiano el 25 de diciembre.
