«Los Espejos de Arquímedes»: ¿Qué hay de cierto en la leyenda de los rayos de la muerte que prendieron fuego a la flota?

Alberto H Por Alberto H 5 minutos de lectura
"Los Espejos de Arquímedes": ¿Qué hay de cierto en la leyenda de los rayos de la muerte que prendieron fuego a la flota? -Revista Interesante

La época antigua dio a la historia un gran número de personas inteligentes y talentosas que, a través de sus conocimientos, cambiaron la vida de sus contemporáneos y de sus descendientes. Uno de ellos fue el famoso inventor y matemático griego Arquímedes de Siracusa. Muchos de sus descubrimientos todavía se utilizan hoy en día.

Sin embargo, hay un invento cuya existencia los escépticos ponen en duda, por muchos experimentos que se realicen para demostrar que funciona. Se trata de los legendarios «espejos de Arquímedes».

Durante la Segunda Guerra Púnica en el año 212 a. C., el ejército romano intentó invadir la Siracusa griega, donde vivía Arquímedes. Los inventos de este hombre talentoso salvaron a los habitantes de su ciudad varias veces durante la batalla. Esto es lo que sucedió esta vez: el asalto a Siracusa, según muchos investigadores griegos antiguos y modernos, fracasó precisamente debido a la defensa activa de los habitantes de la ciudad, que utilizaron los inventos de Arquímedes.

Luego los rumanos emprendieron el asedio. Pero incluso para este problema el científico tenía una solución: poseía un invento que podía destruir la flota enemiga. Arquímedes había diseñado un sistema especial de espejos y «aprovechando» la luz del sol, prendió fuego a las naves romanas.

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Las tripulaciones de los trirremes entraron en pánico: sin motivo aparente, sus velas empezaron a incendiarse. Los romanos no tuvieron más remedio que huir en los barcos que no fueron afectados, mientras el autor de la singular instalación observaba tranquilamente la batalla desde la muralla fortificada de su ciudad.

La historia fue tan fascinante y sorprendente que rápidamente se convirtió en una leyenda, en la que puede haber más ficción que verdad. Durante siglos, muchos escépticos han cuestionado la mera existencia de los espejos de Arquímedes. Y si admitían que existían, rechazaban su poder mortífero, atribuyéndoles otras propiedades mucho más modestas.

René Descartes fue uno de los que no creía en los espejos de Arquímedes

El pensador y matemático de fama mundial René Descartes, en su obra «Dioptria», calificó de imposible la tecnología utilizada por Arquímedes: «Sólo las personas que no tienen muchos conocimientos en el campo de la óptica están convencidas de la realidad de muchas fabulaciones; estos espejos, con los que Arquímedes habría quemado los barcos a distancia, eran extremadamente grandes o, más probablemente, no existían”.

Aunque una serie de experimentos realizados por diferentes grupos de científicos demostraron posteriormente que era posible encender madera a distancia con una estructura como la de Arquímedes, las actitudes críticas hacia esta historia persisten hasta el día de hoy. Los escépticos presentan varios argumentos.

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En primer lugar, la distancia entre Siracusa y los barcos romanos era mucho mayor que la reproducida en la mayoría de los experimentos. En segundo lugar, la potencia de los rayos reflejados por los espejos era insuficiente para un encendido rápido.

Y en tercer lugar, es dudoso que en la época de Arquímedes existiera una tecnología tan perfecta para la fabricación de espejos que pudieran hacer converger los rayos del sol en un solo punto sin dispersarlos.

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Por eso, los críticos de la leyenda de los «espejos de la muerte» creen que las velas de los trirremes romanos no fueron incendiadas con la ayuda de espejos, sino con flechas de fuego.

Y los espejos de Arquímedes desempeñaron el papel de una antigua «mira láser».

Según esta teoría, el ataque de los espejos fue el siguiente: los marineros romanos primero fueron cegados por los «rayos del sol» mediante enormes espejos, y cuando se recuperaron, las velas de sus barcos ya estaban en llamas, encendidas por el fuego. flechas disparadas contra ellos.

Pero los romanos, asustados por el fuego que apareció de la nada, creyeron que fueron los enormes espejos los que iniciaron el fuego. Y así nació la leyenda de los rayos de la muerte.

Sin embargo, por muchas discusiones y experimentos que se hayan llevado a cabo para confirmar o negar la existencia de los espejos de Arquímedes, una cosa está históricamente probada: desafortunadamente, el ilustre matemático e inventor no pudo proteger la ciudad. Finalmente, después de varias batallas, la ciudad de Siracusa fue conquistada y arrasada, y la mayoría de sus habitantes perecieron, incluido el gran científico Arquímedes.

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