El proyecto de restauración del palacio de Filipo II en Egas (o Aigai), en la actual Vergina al norte de Grecia, que se lleva a cabo desde 2007, estará terminado a finales de 2023. El monumento se abrirá al público dentro de un año, con el gran peristilo, el propilón y las arcadas de la fachada restaurados, las bóvedas murales levantadas y los mosaicos de las enormes salas que acogían los banquetes de los reyes macedonios, conservados.
La conservadora de antigüedades Angeliki Kottaridis debatió con el equipo de supervisores y dio indicaciones para el estudio de las mejores soluciones de acceso y servicio de los visitantes al recinto del monumento, cuya superficie supera las 30 hectáreas.
Como declaró la ministra Lina Mendoni, el objetivo del diseño de los proyectos de Aigai fue, desde el principio, la restauración y promoción sistemáticas y universales del extensísimo yacimiento arqueológico, para que evolucionara hasta convertirse en un enorme parque arqueológico, con infraestructuras y servicios modernos y de alta calidad, a fin de ofrecer a los visitantes un conocimiento y una experiencia completos, integrados y exhaustivos de la historia de la ciudad de Aigai, de sus reyes y de la Macedonia más amplia.
La restauración del palacio de Filipo II, que finalizará en diciembre, junto con la necrópolis y el conjunto funerario de Teménides, que abarca una superficie de casi 223 hectáreas, que en 2021 se entregó al público como zona arbolada abierta a los visitantes, el recorrido arqueológico y naturalista, el Museo de las Tumbas Reales, el teatro antiguo, la iglesia registrada de Agios Demetrios y el Museo Central, inaugurado en 2022 por el Primer Ministro, forman el Museo Multicentro de Aigai. Los monumentos o partes del yacimiento arqueológico que se están conservando se añaden a este total, para que puedan ser visitados en breve.
El palacio, construido a mediados del siglo IV a.C. por Filipo II, el «basileion kathidroitma» de Aigai, fue el mayor edificio de la Grecia clásica, concebido para combinar el ágora, lugar de encuentro de los ciudadanos de la metrópoli macedonia, con la presencia y el poder reales.
Aquí, en el gran peristilo del palacio, en el otoño del 336 a.C., Alejandro fue proclamado rey de los macedonios e inició la gran marcha que transformó el mundo de entonces en un Oikumenes.
El palacio, un edificio absolutamente innovador para su época, se convirtió en modelo y arquetipo, y se repitió miles de veces, definiendo durante muchos siglos la imagen de la arquitectura pública en Oriente y Occidente.
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Símbolo de la hegemonía macedonia, el monumento fue destruido por los romanos en el año 148 a.C., quemado y demolido hasta desaparecer de la faz de la tierra. Ahora, al finalizar las obras de restauración, ha recuperado su aspecto original.
Los visitantes del yacimiento arqueológico de Aigai pronto podrán hacerse una idea vívida del «Partenón de Macedonia» -como describió el monumento Wolfram Hoepfner, uno de los mayores estudiosos de la arquitectura griega antigua-, que con mucho esfuerzo, perseverancia y paciencia está saliendo de siglos de olvido.
En el edificio del Museo Central se expone una parte, de 30 metros de longitud, del piso superior de la parte central de la fachada del palacio, cuya restauración en el monumento no fue posible por razones estáticas, ya que no se conservó el material antiguo que había entre ambos.
