Los seres humanos pasan, de media, un tercio de su vida durmiendo. Durante este período de tiempo, sueña. Sin embargo, lo más frecuente es que estos episodios oníricos se pierdan durante la vigilia.
Incluso cuando nos despertamos con la historia del sueño todavía en nuestra memoria, lo más probable es que se borre en unos minutos con la vista de los primeros rayos de sol.
Entonces, ¿por qué tendemos a olvidar los sueños cuando nos despertamos?
La tendencia a olvidar los sueños al despertar puede estar relacionada con la actividad del hipocampo, una estructura cerebral
Tendemos a olvidar los sueños inmediatamente, especialmente si no hablamos con nadie sobre ellos.
Sin embargo, los estudios demuestran que incluso las personas que no han recordado un sueño durante décadas o toda su vida pueden hacerlo (recordar lo que soñaron) si se les despierta en el momento adecuado.
Si el hipocampo (una parte importante del cerebro) es el último en quedarse dormido, también puede ser el último en despertarse. Cuando te despiertas, es posible que tengas un recuerdo del sueño, pero si el hipocampo no está en pleno funcionamiento, el cerebro no es capaz de almacenar ese recuerdo.
Aunque no se conocen del todo los motivos exactos, se sabe que no todas las regiones del cerebro se duermen al mismo tiempo. Una de las últimas regiones en conciliar el sueño es el hipocampo, una estructura curva ubicada dentro de cada hemisferio cerebral que es esencial para pasar la información de la memoria a corto plazo a la memoria a largo plazo.
Si bien esto podría explicar por qué los recuerdos de los sueños son tan fugaces, no significa que su hipocampo estuvo inactivo toda la noche. De hecho, esta región está bastante activa mientras dormimos y parece almacenar y cuidar los recuerdos existentes para consolidarlos, en lugar de escuchar nuevas experiencias que llegan.
Al despertar, el cerebro puede necesitar al menos dos minutos para poner a trabajar sus habilidades de codificación de la memoria. En un estudio de 2017 publicado en la revista Frontiers in Human Neuroscience, investigadores en Francia monitorearon los patrones de sueño de 18 personas que dijeron que recordaban sus sueños casi todos los días y otras 18 personas que rara vez recordaban sus sueños.
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El equipo descubrió que, en comparación con aquellos que recordaban pequeños sueños, aquellos que recordaban muchos sueños se despertaban con más frecuencia durante la noche. Estos despertares nocturnos duraron una media de dos minutos para quienes recordaban muy bien sus sueños, mientras que los despertares de quienes recordaban mal sus sueños duraron una media de un minuto.
Por otro lado, si no logramos registrar bien los recuerdos durante el sueño, esto también puede deberse a la acción de dos neurotransmisores (acetilcolina y noradrenalina) que son particularmente importantes para retener información. Cuando nos quedamos dormidos, los niveles de ambos neurotransmisores bajan.
El aumento de acetilcolina coloca a la corteza en un estado de excitación similar a nuestro estado de vigilia, mientras que la disminución de noradrenalina reduce nuestra capacidad para recordar nuestras escapadas mentales nocturnas, según un estudio publicado en Behavioral and Brain Science.
También sucede que a veces los sueños no se recuerdan. Nuestras mentes «vagan» todo el tiempo, pero descartamos la mayoría de estos pensamientos como información sin importancia. En el caso de los sueños podría ser lo mismo. Muchos de estos nuestros cerebros consideran innecesario registrarlos.
