La ley que transformó la astronomía: Kepler y la idea de la relación entre intervalos musicales y movimiento

Alberto H Por Alberto H 5 minutos de lectura
La ley que transformó la astronomía: Kepler y la idea de la relación entre intervalos musicales y movimiento

Johannes Kepler fue una figura clave en la revolución científica, así como uno de los más grandes pensadores y astrónomos de su tiempo. En la Universidad de Tubinga, Alemania, donde estudió teología y astronomía, su profesor le presentó el sistema heliocéntrico desarrollado por Nicolás Copérnico en 1543.

Así, Kepler se convirtió en seguidor del pensamiento copernicano y dedicó la mayor parte de su vida al estudio y comprensión de los movimientos de los planetas. Propuso teorías basadas en la geometría pitagórica y la idea de que todo lo que Dios creó debe ser divino y completo.

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Sin embargo, al estudiar los datos disponibles, se dio cuenta de que los modelos existentes no podían explicar las trayectorias de los planetas. Fiel a su idea de los círculos perfectos, probó todas las esferas y formas circulares existentes sin conseguir obtener el patrón deseado.

Finalmente, utilizando elipses como base para el movimiento planetario, encontró paralelos con los resultados de datos experimentales.

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Así, Kepler, utilizando este nuevo modelo de órbitas elípticas, revolucionó la astronomía de la época al proponer tres leyes del movimiento planetario que finalmente lograron explicar en qué consiste la dinámica de los planetas y las estrellas y cuál es su base.

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Entre estas leyes, la más impresionante fue la tercera, porque logró conectar las trayectorias de los planetas entre sí:

«El cuadrado del período de revolución del planeta alrededor del Sol, La ley que transformó la astronomía: Kepler y la idea de la relación entre intervalos musicales y movimiento

es proporcional al cubo del semieje mayor de la órbita, La ley que transformó la astronomía: Kepler y la idea de la relación entre intervalos musicales y movimiento.”

Su nombre es Ley Armónica y supuso un punto de inflexión en la astronomía porque nos permitió unificar, predecir y comprender todos los movimientos de los planetas. Para desarrollarlo, Kepler se inspiró en un concepto filosófico conocido como armonía de las esferas, que se basa en que los movimientos de los cuerpos celestes en realidad producen algo parecido a la música.

Cada planeta emite un tono que varía en tono a medida que su distancia al Sol varía del perihelio al afelio y viceversa, produciendo un glissando continuo de tonos intermedios, un «silbido producido por la fricción de la luz celeste». Juntos, los planetas producen la «música de las esferas». Mercurio es la soprano, Venus y la Tierra son los altos, Marte es el tenor y Júpiter y Saturno son los bajos.

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Partidario de la conexión perfecta entre geometría, astronomía y música.

En su obra «Harmonices mundi», o «Armonía del mundo», Kepler teorizó que eran intervalos musicales y diferentes armonías las que describían los movimientos de los únicos seis planetas conocidos en ese momento. No creía que el sonido emitido por estos movimientos pudiera ser escuchado por los humanos, pero sí creía que el alma podía oírlo de forma metafísica. De hecho, su punto era que Dios es el autor de ese sistema, que crea una conexión tan perfecta entre la geometría, la astronomía y la música.

En la primera y segunda parte del libro, Kepler ofrece un breve análisis de su idea original, donde las órbitas y distancias de los planetas podrían explicarse mediante la estructura de poliedros perfectos. En la tercera parte, el astrónomo recuerda el descubrimiento de Pitágoras de la relación entre la melodía y las cuerdas, desarrollando la idea de que este tipo de relación hace que escuchar música sea tan agradable para los humanos.

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En el capítulo cuatro, Kepler establece una base metafísica para ese sistema y una analogía entre las velocidades de los planetas y la música: los planetas que se desvían más de lo habitual tienen mayores variaciones de velocidad y producen más notas.

Finalmente, en la quinta parte de su obra, Kepler analiza la relación que existe entre las velocidades de cada planeta, confirmando que cuando las comparamos se crean ciertas armonías matemáticas. A partir de esta afirmación desarrolla la tercera ley del movimiento planetario.

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