El ataque llega sin previo aviso. De la nada, después de una sesión de suaves caricias y mimos, los gatos parecen perder la cabeza: muerden y arañan como si alguien les hubiera hecho algo malo.
Aunque a primera vista pueda parecer una reacción inapropiada –y quizás injusta–, esta reacción es una respuesta natural en los felinos domésticos. Los veterinarios lo llaman «agresión por instinto». Así es como funciona.
No, tu gato no te odia
Desde un punto de vista evolutivo, los gatos domésticos conservan la autonomía de los felinos salvajes. La domesticación de los gatos comenzó en Oriente Medio, en la región del Creciente Fértil, hace más de 10.000 años. Aunque ha pasado tanto tiempo, no han abandonado del todo su instinto de agresión: una forma de sobrevivir sin la presencia de humanos. Por este motivo, un gato doméstico tiene más probabilidades de cazar pájaros, lagartos y mariposas que un perro doméstico.
En algunos países, estos comportamientos se han convertido en un problema para la conservación de especies en peligro de extinción. Este fenómeno se está viviendo actualmente en Australia, por ejemplo: a pesar de ser una mascota bien cuidada en la mayor parte del mundo occidental, su naturaleza salvaje y su herencia genética lo convierten en un depredador eficaz, capaz de cazar aves, lagartos o pequeños mamíferos.
Este tipo de comportamiento es especialmente común en gatos jóvenes. Aunque pueda parecer lo contrario, no sienten hostilidad hacia sus familiares. Morder y rascar son acciones defensivas que provienen del instinto de agresión.
Los gatitos pueden ser agresivos por miedo o por alegría, aunque ambos comportamientos pueden parecer idénticos. Aunque es poco probable que el «ataque» de un gato sea fatal para los humanos, los rasguños pueden causar infección y dolor.
¿Cómo puedo detener la agresión de mi gato?
El comportamiento de los gatos domésticos es impredecible. Especialmente cuando conviven con otros gatos u otros animales de la casa. Sin embargo, el instinto agresivo se desencadena cuando se juntan varias características del entorno: Algunos gatos son muy territoriales y es posible que nunca se acostumbren a compartir su hogar, por lo que estarán mejor en una casa donde no haya otros gatos.
En general, es muy evidente cuando un gato doméstico está molesto: mueve la cola con un movimiento agitado, sus orejas están dobladas hacia atrás y te mira constantemente. El problema es cuando ninguno de estos signos está presente y de repente te encuentras siendo arañado o mordido.
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Para ello se deberán tener en cuenta las siguientes acciones:
- Respeta el territorio de los gatos. Aunque vivan en tu casa, sienten que tienen más derechos que tú u otros animales en determinados espacios.
- Juega con ellos para que puedan aliviar el estrés y ganar confianza en ti.
- No olvides alimentarlos regularmente. Un gato hambriento puede ser más agresivo.
- Opcional: Esterilicelos para que su instinto de agresividad se reduzca y se sientan más cómodos quedándose en casa, no saliendo.
Si se tienen en cuenta estas acciones preventivas, te resultará mucho más fácil llevarte bien con tus gatos. Si tenemos mascotas en casa, es importante reconocer que su bienestar es nuestra responsabilidad.
