En el siglo I, bajo el reinado del emperador Tiberio de Roma, vivió Marco Gavio Apicio. Según la Británica, Apicio era un comerciante extremadamente rico y amante de la comida que utilizaba su considerable riqueza para celebrar fastuosos banquetes, servidos con los mejores ingredientes que el Imperio tenía para ofrecer. El fin de Apicio fue trágico. Quebró y luego se envenenó.
Durante su vida, Apicio aprovechó al máximo las riquezas del Imperio Romano.
Según Pass the Flamingo, solía disfrutar de numerosas delicias, como la lengua de flamenco. La pasión de Apicius por la comida quizás se resume mejor en De re coquinaria, también llamado Ars Magirica, de Apicius, el libro de cocina más antiguo conocido hasta la fecha.
El libro atribuido a Apicio puede datar del siglo I d.C., aunque la copia más antigua que se conserva data del final del Imperio, en algún momento del siglo V. Como ocurre con la mayoría de los textos antiguos, copiados, redactados, alterados y editados a lo largo de los siglos, el libro de cocina original está envuelto en un velo de misterio.
Un manuscrito del libro se encuentra en la Biblioteca de la Academia de Medicina de Nueva York. Según el NYAM, su manuscrito fue «escrito por varias manos en una mezcla de escritura anglosajona y carolingia en el monasterio de Fulda (Alemania) alrededor del 830 d.C.».
Otro manuscrito, editado con más cuidado, escrito en Tours, Francia, en el siglo IX, se conserva en la Biblioteca del Vaticano. Entre las recetas que vale la pena considerar se encuentran: avestruz hervida y lince de campo relleno.
«De re coquinaria» contiene 500 recetas griegas y romanas de la cuenca mediterránea. Algunas de ellas podrían remontarse al siglo IV a.C.
Estas recetas parecen escritas por y para chefs. Si bien algunas recetas incluían cortes de carne que podrían haber estado fuera del alcance del ciudadano romano promedio, muchas otras solo incluían vegetales y estaban al alcance de los modestos comerciantes, constructores, artistas y agricultores de la Antigua Roma
