Los alemanes son reconocidos en todo el mundo por la calidad de sus productos, aunque a veces tardan más de lo debido en fabricarlos.
El Puente de Magdeburgo en Alemania es el acueducto navegable más largo del mundo. Tiene más de 918 metros de largo y conecta los canales Elba-Havel y Mittelland.
La construcción de este acueducto se inició en 1930, pero el estallido de la Segunda Guerra Mundial y la división del país provocaron el aplazamiento de este proyecto. Las obras se reanudaron en 1997 y finalizaron en 2003.
Antes de la inauguración de este acueducto, los barcos tenían que hacer un desvío de 12 kilómetros desde el Mittellandkanal hacia el SE a través de la esclusa de Rothensee hasta el río Elba, luego hacia el NE río abajo y de regreso al canal SE Elba-Havel en la esclusa de Niegripp. Gracias a este puente, ahora es posible un tráfico directo de este a oeste durante todo el año, independientemente del nivel del agua del río Elba, lo que hace más económica la conexión de agua entre Hannover-Magdeburg-Berlín.
La estructura de este acueducto incorpora un total de 24.000 toneladas de acero y 68.000 metros cúbicos de cemento. Las piezas de acero tenían que ser muy grandes para poder utilizar la menor cantidad de soldadura posible, para un uso rentable de este material, pero también para una mayor resistencia estructural.
Además, la construcción del puente costó más de 500 millones de euros.
El Puente sobre el Agua de Magdeburgo está abierto a visitantes y turistas, con un aparcamiento, senderos para bicicletas y peatones, así como un pequeño museo que habla sobre el auge de la construcción.