El 30 de agosto de 2023, mientras utilizaban vehículos teledirigidos para bucear en un pequeño monte submarino del Golfo de Alaska, el personal de la misión a bordo del buque Okeanos Explorer de la NOAA (National Oceanic and Atmospheric Administration) se topó con una imagen desconcertante.
Mientras planeaban sobre un afloramiento rocoso a una profundidad de unos 3.300 metros, encontraron lo que uno de los videógrafos a bordo que ayudaba a documentar la inmersión denominó por primera vez como un «sombrero amarillo».
Entre un montón de esponjas blancas, este espécimen liso, dorado y con forma de cúpula, de poco más de 10 centímetros de diámetro, estaba fuertemente adherido a una roca. Un pequeño agujero o desgarro cerca de su base revelaba un interior de color similar.
Al acercar las cámaras, los científicos se quedaron perplejos sobre su identificación, con ideas iniciales que iban desde una esponja muerta adherida, a un coral o una cubierta de huevo.
El hallazgo dejó perplejos e inspiró un aire de imaginación creativa a muchos de los que vieron la inmersión en directo, pero también ha cautivado la imaginación del público, inspirando multitud de artículos en todo el país y fuera de él.
El espécimen, que evoca imágenes casi de cuento de hadas, ha sido bautizado por los medios como «orbe dorado» e incluso «huevo de oro».
Sam Candio, de NOAA Ocean Exploration y coordinador de la expedición en curso Seascape Alaska 5: Exploración y cartografía del Golfo de Alaska con vehículos teledirigidos, en la que se encontró el espécimen aún no identificado, dijo: Aunque pudimos recoger el «orbe dorado» y traerlo al barco, aún no podemos identificarlo más allá del hecho de que es de origen biológico.
Es probable que no sepamos más hasta que podamos llevarlo a un laboratorio donde podamos seguir aprovechando la experiencia colectiva de la comunidad científica con herramientas más sofisticadas que las que podemos mantener en la nave. Aunque es un poco humilde quedarse perplejo ante este hallazgo, sirve para recordarnos lo poco que sabemos sobre nuestro propio planeta y lo mucho que nos queda por aprender y apreciar de nuestro océano.
Aunque todavía no está claro si la cúpula dorada está asociada a una especie conocida, a una nueva especie o quizá representa una etapa de vida desconocida de una ya existente, Sam abundó en la importancia de la exploración oceánica. Las nuevas especies tienen el potencial de revelar nuevas fuentes de terapias médicas y vacunas, alimentos, energía y otros beneficios y conocimientos para la sociedad. En conjunto, los datos y la información recogidos durante esta expedición nos ayudarán a colmar las lagunas en nuestra comprensión de esta parte del planeta, para que podamos gestionarla y protegerla mejor.